martes, 18 de mayo de 2010

historia de los bombones

Los bombones y su historia

Aunque hay muchas historias sobre el origen de los primeros bombones, la más extendida señala que datan del siglo XVIII, cuando el pastelero de Luis XIV le presentó unas frutillas bañadas en chocolate, a lo que el Rey Sol respondió "bon bon", en señal de aprobación. De allí surgió el término bombón (doblemente bueno), para referirse a cualquier tipo de chocolate relleno, pero no fue sino hasta principios del siglo XX cuando se popularizaron, con la aparición del producto en el mercado estadounidense, a través de los famosos kisses de Hershey's, golosina en forma de gota -recubierta en papel plateado- que aún se comercializa en todo el globo.

Luego de la creación de esos primeros bombones y de la invención de las trufas de chocolate, de manos del Duque de Plessis-Praslin, artesanos belgas, suizos, italianos y franceses perfeccionaron la elaboración de este dulce a través de técnicas manuales.

Así surgieron negocios familiares, en los cuales se guardaba celosamente el secreto para la fabricación de las coberturas y de los exquisitos rellenos. Pese a que la industrialización inundó este campo, buscando disminuir los costos y llevar estos productos a un público masivo, aún persisten propuestas artesanales en muchos países, en los que la calidad y la creatividad marcan la diferencia, haciendo que realmente valga la pena pagar un poco más para poder disfrutar de estos exquisitos dulces.

Desde que la conocida marca británica de chocolates Cadbury lanzó al mercado la primera caja de bombones, en 1868, este delicioso manjar se convirtió en uno de los consentidos de todos los paladares y en el obsequio por excelencia. Y es que un bombón puede revelar un sentimiento, pero también puede ser utilizado para decir "lo siento", si no que lo diga el ratón Mickey, que nunca olvidaba llevar una caja de bombones -en forma de corazón- cuando pretendía que Minnie lo perdonara por alguna de sus imprudencias.

"La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar", es la frase más emblemática de la película Forrest Gump, que resulta bastante cierta porque una de las cosas que más gusta de estos dulces es el factor sorpresa. Aunque la apariencia externa es importante, la creatividad a la hora de elaborar el relleno resulta fundamental. Frutos secos, semillas, licores, cítricos y especias son algunos de los ingredientes más comunes empleados para dar vida a un bombón, golosina deliciosa, pero excesivamente energética, que puede llegar a contener entre 550 y 600 calorías por cada cien gramos, sin mencionar la cantidad de grasa y de hidratos de carbono.


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